Demencia



Caminó desde la puerta hasta el lecho y la abrazó, lloroso, al ver en sus ojos una cordura que no había tenido en años y, que una vez separados volvió a perder para no recuperar jamás. Ese día ella murió. Cuatro años después murió una extraña que llevaba su nombre.



4 comentarios:

  1. :o ohh que extraño pero llamativo - me encanta tu estilo de escribir- sigue asi .- Saludos

    ResponderEliminar
  2. ¡Guau! Me has dejado con la piel de gallina con este microcuento, pero me ha encantado. Tienes una forma de escribir increíble y es una de las cosas por las que me quedé en tu blog ^^

    ResponderEliminar

Me encantaría recibir un comentario tuyo <3